El pie diabético se define como la infección, ulceración o destrucción de tejidos profundos del pie asociadas con neuropatía o enfermedad arterial periférica en las extremidades inferiores de los pacientes con diabetes.
El cuadro clínico del pie diabético hace referencia al síndrome resultante de la interacción de:
Factores Sistémicos o Predisponentes:
Factores Externos Ambientales o Desencadenantes (actúan sobre los anteriores):
Ambos, predisponentes y desencadenantes, no tan sólo propician la aparición de callosidades y úlceras, sino que contribuyen a su desarrollo y prolongación en el tiempo.
De la misma forma que el endocrino debe atender las interacciones metabólicas sistémicas en el paciente diabético, el podólogo juega un papel similar respecto a la atención y cuidados periódicos en las repercusiones que estas alteraciones tienen en el pie del paciente diabético.
Las hiperqueratosis y helomas en los pies de los diabéticos tienen un riesgo mayor de padecer una ulceración que quien no las tiene.
Se basa en la revisión periódica (exploración vascular y neurológica) de los pies de los pacientes diabéticos que no requieren ninguna actuación terapéutica, ya que no presentan ninguna deformidad en el pie, ninguna lesión en la piel y que tienen la sensibilidad conservada, la actuación del podólogo es la revisión y el consejo podológico, bien personalmente o mediante campañas preventivas.
Detectar y tratar el pie de riesgo y evitar progresión de la enfermedad. El Podólogo identifica, diagnostica y trata las lesiones típicas del pie en el paciente diabético y las corrige mediante las diversas disciplinas terapéuticas que utiliza. (quiropodía, ortopodología, cirugía etc.) a veces en colaboración con otros profesionales como el Enfermero, el cirujano vascular etc.